Podéis ver algunas de esas aventuras en estos enlaces
Muchos días subiendo y bajando por esos montes de dios, si. Y en todos esos días hemos tenido ocasión de esquiar todo tipo de nieves. Desde las muy buenas hasta las no tan buenas. Desde la nieve polvo seca hasta el hielaken horrible. Desde la cremita primavera hasta la costra. En algunas se gira sin esfuerzo y en otras girar es como hacerlo en un velcro encostrado. Noo hay mística en la trave: hay bastantes días que piensas que te habría ido mejor quedándote en casa. Es lo que tiene la travesía: no hay ningún bar en el que refugiarse cuando las cosas vienen mal dadas. Lo que pasa es que, de vez en cuando, sale un día que te compensa por todos los demás. Y este del 2 de mayo en Maladetas ha sido de los mejores que yo recuerdo. Espero que las siguientes fotos puedan dar una idea siquiera aproximada de como nos lo pasamos.
Nuestro guía ese día, Joanjo. Uno que se conoce el lugar (y todo el valle de Benasque) como la palma de su mano. Ir con Joanjo es siempre una garantía.
Las siguientes son de Chema. Otro que tal baila (o esquía):
Y estas son de Carme:
Las siguientes son de Violeta (o la elegancia esquiando). A Vio le gustan las huellas ordenadas, y cuanto más cerca entre sí, mejor; así queda sitio para que los demás puedan trinchar sobre algo liso.
Termino con dos fotos de mi querido amigo Pepe, gran esquiador y mejor persona:
Aquí se han puesto unas cuantas fotos de bajadas, si. Pero no se ha contado todo, no. Lo que no se ha contado es que cuando ya no hay remontes, toca subir foqueando. Y tirar para arriba tiene su cosa.
Al inicio de la subida las sonrisas aún son francas y no muestran síntomas de cansancio
Las fuerzas todavía están intactas. Bueno, algunos como Pepe las conservan intactas toda la subida.
Y empiezan las vueltas María (¿por qué se llamarán así?).
La subida hacia el refugio de la Renclusa se hace a buen ritmo, por mitad de un bosque que luego resultará -¿cómo decirlo?- entretenido de bajar. Chema sorteando los pinos:
Carme, Violeta y Chema:
Y enseguida se llega al refugio. Para Joanjo, uno de los atractivos del día era comerse unos buenos huevos fritos al bajar. Aquí lo tenemos, tal vez relamiéndose pensando en los huevos fritos que al final no puedo degustar:
El pico de la Renclusa sirve de fondo a la foto de los esforzados travesoides:
La tuca de Paderna, iluminada por un rayito de sol:
Y seguimos subiendo. Si pongo todas las fotos que hice en la subida saturo el servidor de la nevamedia... En la primera salgo yo, con la cámara en bandolera:
Mirando hacia el valle las vistas también son impresionantes;
A medida que uno se va a acercando a la cumbre empiezan las dudas de si quedará algo por trinchar; las firmas de los que ya han bajado prometen una nieve espectacular:
El patio de juegos es inmenso, así que no ha lugar la inquietud de si uno podrá encontrar buenas líneas en la bajada: